Boletin del Día

Uno tendrá, mañana, la ventaja de jugar en casa; el otro, un gol en el marcador. Puestas en la balanza, podría pensarse que la del América se queda en el terreno de la teoría. El público no juega, ya se sabe, pero eventualmente propicia fenómenos como el de la última media hora del partido de ida, el jueves, cuando la superioridad numérica del Monterrey tras la expulsión de Córdova, lo convirtió en amo de la cancha y dueño de la pelota. La ventaja del Monterrey —el gol—, en cambio, es tangible… aunque mínima. Y, por ende, volátil.

Vaticinar el desenlace de la historia sería tan aventurado, tan incierto como pronosticar águila o sello cuando se lanza una moneda al viento.

Desde la perspectiva de las simpatías, las opiniones están divididas. Aplica, en ese aspecto, la máxima de Campoamor: “Todo es según el color / del cristal con que se mira”… Desde la popularidad de los equipos, nadie osaría discutir que el equipo capitalino aventaja ampliamente al regiomontano. Si el título se decidiera mediante un plebiscito, sería ocioso el trámite del encuentro dominical.

A partir de argumentos netamente futbolísticos, las fuerzas están equilibradas. Los dos equipos tienen dirigentes experimentados, que han actuado lo mismo con audacia, cuando se ha requerido, que con cordura, cuando las circunstancias así lo han aconsejado, para hacer ajustes en sus plantillas; en un caso, para sostener al entrenador —Miguel Herrera— cuando hubo tropiezos y los zopilotes revoloteaban sobre su cabeza; en el otro, para remover a Diego Alonso del timón y reinstalar a Antonio Mohamed, bajo cuya férula el equipo enderezó el rumbo.

Con respecto a las individualidades, hombre por hombre y línea por línea hay equilibrio de fuerzas; desde el oficio de Ochoa o Barovero en los marcos hasta la calidad de Viñas o Janssen —sus contrataciones más recientes— en el ataque, pasando por la solvencia de Valdez o Sánchez, la creatividad de Pizarro o Guido Rodríguez, la potencia de Ibarra o Pabón, la contundencia de Martín o Funes Mori… y, por supuesto, la claridad en las ideas, la perspicacia para adecuar sus planteamientos a los imponderables de cada partido; en síntesis, el liderazgo que el “Piojo” y el “Turco” tienen tanto en el vestidor, donde han conformado grupos humanos sanos, como en la cancha, donde ambos han hecho merecimientos para llegar hasta donde se encuentran.
 

Publicaciones Relacionadas

Las complicaciones graves de la diabetes tipo 2 en jóvenes surgen a los 15 años del diagnóstico

Boletin del día

Ricardo Monreal convoca a luchar por la reconciliación nacional

Boletin del día

“Falso que los empresarios no paguen”, responde Coparmex a Bartlett

Boletin del día