Me encantan los casos de mutaciones genéticas extrañas que la ciencia encuentra de tanto en tanto, y sobre los que se montan trabajos médicos de gran envergadura. Hace unas semanas os hablaba de un caso así, el del desconocido donante de sangre galés que podría ser inmune al cáncer sin saberlo.
Hoy voy a hablaros de una mujer colombiana que vive en el área de Medellín, y de la cual no conocemos su identidad. Este anonimato es necesario para permitirle llevar una vida tranquila, algo que sin duda merece por su abnegación cuidado a miembros de su familia, aquejados por una variedad hereditaria del mal de Alzheimer que comienza a hacerse patente a edad muy temprana.
Ella misma, nuestra protagonista, debería estar sufriendo lo que los parroquianos llaman “la bobera”, encerrada en un mundo de demencia total en el que no hay lugar para recuerdos. De hecho hace años que debería haber muerto. Sin embargo nuestra heroína, no muestra señales de deterioro cognitivo a pesar de que sus escáneres cerebrales asombran a los investigadores.
La variedad hereditaria de Alzheimer que aqueja a la familia de nuestra protagonista comienza a manifestarse trágicamente pronto. La explicación para semejante desgracia se debe a una mutación en un gen llamado presenilin 1, la cual parece provocar una abundancia de amiloide que se acumula en el cerebro formando placas entre las neuronas. Esta sustancia, el amiloide, es una proteína anormal que se produce en la médula ósea.
Y es que los efectos de la mutación vista en la extensa familia de la Antioquía colombiana (compuesta por unos 5.000 miembros, de los cuales 1.000 la portan) son observables en el cerebro a partir de los 20 años, tal y como muestran los escáneres. Las personas que portan esta mutación comienzan a tener problemas recordando cosas a los 40, y a los 50 presentan ya una demencia completa.
En cambio la mujer “misteriosa” que no ha desarrollado demencia, a pesar de estar ya en sus 70, sigue conservando la agudeza mental pese a que los escáneres muestran altas acumulaciones de placas de amiloide en su cerebro. Para hacernos una idea, en la escala que emplean los médicos para medir la acumulación de esta sustancia, el límite que marca un nivel “extensivo” es de 1.2. Nuestra protagonista ha puntuado 1.96, el nivel más alto jamás observado.
Esto obviamente quiere decir algo. La acumulación de placas amiloides en el cerebro están indudablemente relacionadas con la irrupción del Alzheimer, tanto en la variedad hereditaria como en la ocasional, pero su presencia no basta para que la enfermedad muestre sus efectos demoledores. Debe haber uno o dos pasos más que los médicos no conocen, sin cuya intervención la demencia no se hace patente.
Pero volvamos con nuestra protagonista. ¿Qué sucede en su cuerpo para que la fatídica mutación genética que afecta al presenilin 1 (llamada mutación Paisa) no parezca actuar con ella? Los investigadores colombianos y estadounidenses que estudian a esta mujer descubrieron en su ADN una segunda mutación extremadamente rara que parecía protegerla de los perniciosos efectos de la primera. Esta segunda mutación, que afectaba a un gen diferente y también relacionado con el Alzheimer, llamado APOE, parecía retrasar el inicio de la enfermedad varias décadas.
¿Podria ser que esta mujer colombiana inusualmente resistente a la enfermedad mostrase a los doctores un camino para detener o al menos ralentizar el inicio de la enfermedad?
Para saber más sobre esta posibilidad, los investigadores de la universidad de Harvard involucrados en el estudio consiguieron trasladar a la mujer hasta Boston en verano de 2016 para realizarle escáneres cerebrales con maquinaria avanzada, así como análisis genéticos. Así fue como descubrieron los altos niveles de acumulación de placas que antes he mencionado, y revelaron que la mujer presentaba una mutación llamada Christchurch (la villa neozelandesa donde se localizó por primera vez) que afectaba a ambas copias de su gen APOE.
Ahora los investigadores se centran en averiguar el modo en que esta mutación Christchurch portege al cerebro a pesar de las altas concentraciones de placa amiloide observadas. Si lo descubren, se podría abrir una ventana a la esperanza y tal vez en un futuro cercano se pudieran crear fármacos que imitasen los efectos que la mutación en el gen APOE provoca en el cerebro de esta septuagenaria colombiana.
Esperemos que así sea, porque se estima que existen 50 millones de afectados por el mal de Alzheimer en todo el mundo, 800.000 de ellas en España. Y a medida que envejece la población el problema irá a más. Esta patología se encuentra ya entre las 10 causas más comunes de muerte en occidente.
El trabajo de los doctores colombianos y estadounidenses se publicó en Nature medicine en noviembre de 2019.
Fuente: Yahoo Ciencia
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