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Tras una jornada de embrollos, el técnico se desvincula del Al-Saad, firmará por el Barça hasta 2024 y el club azulgrana asumirá el pago de los cinco millones de la rescisión

Aunque falta la firma definitiva, Xavi Hernández (Terrassa, Barcelona; 41 años) se despidió y desvinculó del Al-Saad catarí para ser el nuevo entrenador del Barcelona hasta junio de 2024. Este sábado viajará a la Ciudad Condal y el lunes será presentado.

Sucede, sin embargo, que todavía no se ha resuelto el papeleo porque la jornada de ayer fue maratoniana, repleta de vericuetos, incertidumbres y presiones, por más que acabara de la mejor forma posible para el Barça. Lo suyo costó porque por poco no fragua la operación, toda vez que los exigidos cinco millones de la cláusula de rescisión del técnico supusieron un escollo de los gordos para el Barça, encorsetado una vez más a no romper el Fair Play financiero, el mismo que hizo que Messi se marchara a París entre lágrimas. La solución la ofrecerá el presidente Laporta este lunes, pero según ha podido saber EL PAÍS el pago lo asumirá íntegramente el club y no Xavi. Por lo que, presuntamente y para no incurrir en el Fair Play financiero, lo hará en años venideros.

El enredo comenzó por la mañana, después de que Xavi y sus agentes —Arturo Canales y Fernando Solanas— acordaran el traspaso al Barcelona en el palacio del jeque Mohamed bin Khalifa Al Thani, propietario del club catarí. “La administración estuvo de acuerdo en completar el traspaso de Xavi tras pagar la cláusula de penalización. Le deseamos todo el éxito en la siguiente etapa”, resolvió la cuenta de Twitter oficial del Al-Saad, recogiendo las palabras de su consejero delegado, Turki Al-Ali; “Xavi nos informó hace unos días de su deseo de ir a Barcelona en este momento en particular, debido a la etapa crítica por la que atraviesa el club de su ciudad natal. Lo entendemos y decidimos no interponernos en su camino”. Pero la misiva no atendía a la realidad, sino que era un pulso al club azulgrana —puesto que el presidente Laporta se negó a viajar a Doha a negociar a pesar de que así lo reclamó el jeque— y, sobre todo, una fuerte medida de presión. Más que nada porque el Al-Saad no estaba dispuesto a dejar marchar a su entrenador gratis. Y ahí se dio el embrollo, molesto el Barça con el comunicado porque la entidad catarí lo hizo de forma unilateral y antes de llegar a la entente definitiva, también preocupado por no poder hacer frente a la demanda ante la limitación del Fair Play. Y surgieron las dudas porque desde ese momento se trataba de negociar cómo se iba a abonar ese importe, si a plazos y años vista o con la ayuda de Xavi. Al final, tras horas de negociación con el Al Saad, el Barça asumirá el pago.

La primera reunión en el hotel Ritz de Doha se dio el jueves por la mañana entre la comitiva azulgrana en Qatar —el vicepresidente deportivo, Rafa Yuste, y el director deportivo, Mateu Alemany—, Xavi y su hermano Óscar, y también sus agentes. Una toma de contacto que llevó al acuerdo. Pero quedaba por hablar con el jeque y de eso se encargó Xavi, que trató de limar asperezas, toda vez que no quería salir de mala manera del club porque, entre otras cosas, es uno de los embajadores del Mundial de Qatar 2022 junto a exjugadores de renombre como Eto’o, Cafú, Cahill, Beckham y Ronald de Boer. De primeras no se llegó a un acuerdo —sí en las intenciones de aceptar el traspaso, no en la fórmula del pago de la cláusula—, pero se logró en la segunda reunión. Faltaba por ver cómo se pagaría la cláusula puesto que el Al-Saad se negó a cambiar el dinero por un partido amistoso o compromisos comerciales.

La llegada de Xavi al Barcelona le costará al club 17 millones, puesto que hay que sumar los 12 por el despido de Koeman. Cargo caliente el del banquillo del Barcelona, que desde 2017 con la marcha de Luis Enrique le ha supuesto 37 millones al club, ya que se abonaron 11 a Ernesto Valverde en su adiós (2020) y se le deben otros cuatro por el finiquito a Quique Setién (2020), aunque todavía esté pendiente de resolverse a través de los tribunales. Además, están los cinco millones abonados para traer a Koeman y los doce de su despido.

El adiós del holandés era la crónica de una muerte anunciada, por más que se hizo de una forma poco ortodoxa. Resulta que cuando Laporta estaba decidido a echar a Koeman hace poco menos de un mes, en una reunión improvisada en el avión antes de medirse con el Atlético, el técnico le elevó más de la cuenta la voz al presidente para decirle que si le quería echar que lo hiciera, pero que tuviera en cuenta que con tantos lesionados y la falta de fichajes era imposible que consiguiera los resultados que le exigía. Ese rifirrafe dialéctico hizo cambiar el parecer de Laporta, pues siempre le gustaron las cosas claras, tan impulsivo como determinante cuando se lo propone. “Con Rijkaard [en 2003] hice lo mismo que con Koeman. Resistir es ganar”, resolvió ese mismo día el máximo dirigente azulgrana, en un nuevo voto de confianza (en verano ya dijo que no era su propuesta y acabó por ceder ante la falta de liquidez).

Una vida de azulgrana

Pero duró poco el ensimismamiento porque el vestuario siguió con el viacrucis de las lesiones —para medirse hoy al Celta están en la rebotica Dest, Piqué, Sergi Roberto, Pedri, Braithwaite, Neto y Agüero— y no entendió ni las alineaciones ni la táctica. El equipo naufraga en la Liga y deberá jugarse las habichuelas europeas ante el Benfica si no quiere dejar de ganar 20 millones de euros, ahora que la situación económica del club tirita. Lo sabe Xavi, que espera enderezar el rumbo deportivo.

El que será el entrenador del primer equipo llegó al Barça en edad de alevines y se formó en el club hasta alcanzar el último escalón de la mano de Van Gaal, en 1998. Tras 17 cursos en la élite y ganador de todos los títulos posibles, se convirtió en el futbolista que más veces defendió la elástica azulgrana (767), después superado por Messi (778). Su adiós fue en 2015, en un duelo en el que el capitán festejó con la afición LaLiga. “¡Somos el mejor club del mundo digan lo que digan!”, sentenció entonces. Seis años después, Xavi vuelve a casa con parte de su staff: dos ayudantes (su hermano Óscar y Sergio Alegre), un preparador físico (Iván Torres), un fisioterapeuta (Carlos Nogueira) y tres analistas (David Prats, Sergio García y Toni Lobo).

Barjuan: “Da pena dejar de saborear un caramelo tan goloso”

Sergi Barjuan, técnico interino a la espera de la llegada de Xavi, señaló en la rueda de prensa antes de medirse con el Celta: “El Barça no lo ha hecho oficial todavía… Aun así, cualquier duda que tenga [Xavi], estaré encantado de ayudarle. Pero que traiga su mentalidad, que ha llevado a su equipo a ganarlo todo. Lo que ha hecho como jugador y lo que está haciendo como entrenador es la base de todo”. Y añadió: “Cuando uno tiene un caramelo tan goloso es normal que dé pena dejar de saborearlo. Pero ya lo sabía, sabía que tenía fecha de caducidad y estoy muy feliz porque los pequeños cambios que se han hecho en el equipo se han visto reflejados”.

Barjuan prosiguió con su discurso: “He querido ser uno más, una persona cercana para sacarles lo mejor en este periodo corto de tiempo. Eso es lo que he intentado y en el entrenamiento he visto gente riendo que eso hace grupo”. Y agregó: “He aprendido muchas cosas escuchándolos, hablando de situaciones tácticas. Soy un hombre de la casa y volveré al filial. Pero este Barça estará arriba porque son muy buenos jugadores, aunque se necesita que se recuperen los jugadores y las aguas estén en calma”.

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