En un descubrimiento calificado como “radical”, el Instituto de Tecnología de Massachusetts tropezó con un nuevo material, similar a la seda, que podría funcionar de manera similar a una pared, pero con una fracción de su grosor.
Inicialmente, los investigadores se propusieron crear una fibra, compuesta de seda, lienzo y otros materiales comunes, que pudiera actuar como un micrófono y amplificar el sonido. Sin embargo, a medida que su trabajo tomaba forma, se dieron cuenta de que la fibra también podría hacer lo contrario: crear silencio.
La seda es apenas más gruesa que un cabello humano y se crea calentando los materiales y extrayéndolos en forma de fibra. Dado que cada material fluye a la misma temperatura, pueden ser estirados en una fibra manteniendo su estructura.
El profesor Yoel Fink, del Departamento de Ciencia e Ingeniería de Materiales del MIT, explicó que las fibras son «ubícuas» en la vida humana y lo han sido durante siglos. Sin embargo, señaló que la mayoría de las fibras «prácticamente hacen lo mismo» y «ninguna de ellas es tecnológicamente avanzada».
Con ese objetivo en mente, Fink y otros investigadores del MIT comenzaron a combinar múltiples materiales en una fibra, al igual que casi todo con lo que interactuamos a diario está compuesto por más de un material.
El trabajo de supresión de sonido, publicado recientemente en la revista “Advanced Materials”, se basa en los esfuerzos del mismo grupo de investigadores para crear lo que Fink describió como un micrófono hiper-sensible.
Finalmente, los investigadores descubrieron que podían bloquear eficazmente el sonido de dos maneras: primero, aplicando voltaje a la tela para que vibre y cree ondas sonoras que bloqueen efectivamente el ruido, similar a como funcionan los auriculares con cancelación de ruido. La otra, quizás más sorprendente, implicaba mantener la tela completamente quieta para suprimir las vibraciones que transmiten el sonido.
La aplicación “radical” para el nuevo material sería reemplazar por completo las paredes con un material similar a un pijama de seda, dijo Fink.
Sin embargo, por ahora, las aplicaciones del material siguen siendo en su mayoría teóricas. Aunque tiene posibles aplicaciones en el mundo real, Fink dijo que tendría que pasar de la fase de investigación a convertirse en un producto real, y el interés comercial en algo así no está garantizado.
Los investigadores, incluido Fink, están abiertos a ideas sobre cómo exactamente se podría aplicar el material, ya sea en un avión, en un hospital o en otro lugar.
Fuente: teknofilo.com
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