La pandemia de coronavirus está poniendo en jaque gran parte de la economía estadounidense, pero también está causando estragos en el proceso democrático en año electoral.
Las primarias han sido retrasadas o interrumpidas, con centros de votación cerrados y procesos de voto por correo puestos en tela de juicio.
Los políticos están inmersos en luchas contenciosas sobre el proceso electoral en los congresos estatales y en los tribunales.
En noviembre, los votantes tienen previsto ir a las urnas para elegir al próximo presidente, a gran parte del congreso y a miles de candidatos del gobierno estatal.
Pero la pregunta sobre cómo será el día de las elecciones -si es que se lleva a cabo según lo previsto- es el principal objeto de debate.