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Aplicaciones de rastreo, inteligencia artificial o gadgets para controlar la distancia social son algunas de las tecnologías del nuevo día a día

 

A medida que las semanas pasan, las fases de la desescalada llegan antes o después a los distintos territorios que se acercan a la nueva normalidad. Unos pasos que siguen los dados por China, Hong Kong, Japón o Corea del Sur, estos países son los ejemplos que Europa mira para avanzar y evitar nuevos contagios entre la población.

Todas estas naciones asiáticas han organizado una amplia red de rastreadores para vigilar los pequeños brotes de Covid-19 que se van dando y en común cuentan con la tecnología.

En las semanas más duras de la pandemia en España, las aplicaciones de rastreo de contactos eran los objetivos a conseguir. Sin embargo, a medida que avanza los días y los meses estas no llegan.

El pasado 15 de mayo, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital de Nadia Calviño aseguró que está testando varios proyectos piloto con las comunidades autónomas para comprobar si funcionan o no. Por su parte, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, recalcó que «sólo se usarían si mostraban un valor añadido a las medidas sanitarias para combatir el virus».

Una duda que planea en todos los países. Singapur, ejemplo puesto por todos los expertos, fue el primer país en poner en marcha este tipo de rastreo. Sin embargo, el proyecto no ha ido del todo bien, ya que solo el 20% de la población se descargó la aplicación. Varios estudios apuntan a un 60%, como mínimo, de descargas para ser realmente útil.

Se espera que en los próximos días, Google y Apple lancen su API para que las autoridades sanitarias de cada país puedan crear, si lo creen necesario, una app de rastreo de posibles contagios por coronavirus.

Este servicio está basado en la proximidad entre móviles, la voluntariedad de los usuarios, la preservación de la privacidad y el no registro de la localización de los teléfonos, aseguran los dos gigantes tecnológicos.

Inteligencia artificial para buscar mascarillas

Sin embargo, las aplicaciones de rastreo no es la única tecnología más visible durante esta realidad post Covid-19. Las mascarillas, de momento, son obligatorias en el transporte público, aunque el Gobierno, asegura, que ya trabaja en la normativa que fije su uso obligatorio al aire libre.

La inteligencia artificial es la mejor preparada para detectar si se está haciendo uso de este equipo de protección individual. En Francia, más concretamente en París, han desplegado por toda la red de transporte de la capital gala.

El sistema funciona usando las cámaras de seguridad que ya tienen las instalaciones de metro, los autobuses y otros lugares públicos, pero con un pequeño añadido: un diminuto sistema capaz de procesar vídeo en tiempo real. El sistema usa una conexión Wi-Fi para enviar la cifra de personas con mascarilla detectadas, en intervalos de 15 minutos.

Creado por Datakalab, una startup francesa, los creadores afirman que no rastrea personas, solo sólo sirve para contar la cantidad de personas que llevan o no mascarilla. Un argumento que no ha convencido al CNIL, la Comisión Nacional de Informática y de las Libertades francesa, que ha denunciado que el sistema vulnera el Reglamento General de Protección de Datos de Europa.

Un Gran Hermano que también es capaz de vigilar la distancia social. Landing AI ha desarrollado un software con inteligencia artificial capaz de detectar cuándo y cómo se está manteniendo la distancia de seguridad.

Una herramienta pensada para zonas de trabajo y evitar el contagio entre trabajadores, pero que también puede ser usada en la calle, según sus creadores.

Chivatos en la muñeca

Los gadgets se están convirtiendo en un aliado perfecto. Fitbit ha anunciado que creará pulseras que detecten los síntomas de la Covid-19. La compañía, propiedad de Google, trabaja junto con investigadores de la Universidad de Stanford para desarrollar algoritmos capaces de detectar posibles síntomas de coronavirus.

En el caso de Proxxi, su sistema busca otra pulsera similar y si está a menos de dos metros automáticamente vibrará. Las pulseras siempre están activas y son anónimas ya que, según la firma canadiense, no envían ningún tipo de información ni localizan al usuario.

Los expertos esperan diseñar un ejército de algoritmos para rastrear y estudiar los datos recopilados a diario por las pulseras de Fitbil y así generar un sistema que permita detectar la presencia de síntomas de la Covid-19 en los ciudadanos y frenar posibles rebrotes de la enfermedad producida por el SARS-Cov 2.

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