Después de que el presidente Alexánder Lukashenko arremetiera la semana pasada contra el Consejo de Coordinación, creado por la oposición para forzar la repetición de elecciones presidenciales, y tras la apertura por parte de la Fiscalía General de una causa penal contra éste órgano, calificado de «ilegal» y de «amenaza para la seguridad nacional», la adopción de medidas contra sus miembros parecía algo inminente.
Este lunes tuvieron lugar las dos primeras detenciones, la de Olga Kovalkova, mano derecha de la excandidata y principal cara visible de la revuelta contra Lukashenko, Svetlana Tijanóvskaya, y la de Serguéi Dilevski, otro de los componentes de la dirección opositora. Fueron arrestados cuando trataban de contactar con miembros del comité de huelga de la factoría de tractores de Minsk MTZ. Los agentes les cerraron el paso a la entrada de la fábrica, les detuvieron y se los llevaron en su vehículo.
Además, la escritora bielorrusa y premio Nobel de Literatura en 2015, Svetlana Alexiévich, ha sido citada para este martes por los órganos judiciales a fin de ser interrogada en el marco de las diligencias abiertas. Ella también forma parte del Comité de Coordinación, al igual que Lilia Vlásova, que deberá acudir de la misma manera a prestar declaración. El Ministerio del Interior bielorruso informó igualmente de la detención de varios organizadores de las huelgas, entre ellos Alexánder Lavrinóvich, jefe del colectivo sindical de la fábrica MZKT.
Pável Latushko, otro de los integrantes del Comité de Coordinación, dijo este lunes a la agencia rusa TASS que la persecución de miembros del órgano opositor «limitará las posibilidades de diálogo» con las autoridades, que es el principal cometido para el que fue estatuido. Vlásova explicó que el Consejo de Europa solicitó a las autoridades bielorrusas garantías de seguridad para todos los miembros del Consejo de Coordinación «pero han ignorado la petición y mantienen la presión contra nosotros».