Cuando un barco se hunde o se pierde en el mar, los equipos de rescate a menudo recurren a modelos informáticos para delimitar la zona en la que buscar supervivientes. Los modelos actuales combinan datos de satélite y de sensores oceánicos para prever la trayectoria de un objeto a la deriva y generar mapas de las áreas donde es más probable encontrarlo. Si la batida inicial no tiene éxito, esa información se incorpora al modelo y se actualizan las predicciones.
Ahora, un equipo de investigadores ha desarrollado un algoritmo para predecir la ubicación de los objetos a la deriva durante las tres primeras horas de una búsqueda. En vez de modelizar la trayectoria de una persona desaparecida, la herramienta identifica los denominados «perfiles de atracción transitoria» (PAT), zonas del agua adonde son arrastrados los objetos cercanos por la acción conjunta de las olas y las corrientes. Tener en cuenta estos atractores en las primeras horas de una operación de búsqueda y rescate podría resultar crucial para salvar vidas.
El movimiento de las aguas oceánicas se puede representar matemáticamente mediante un campo de velocidades, que en este caso describe la velocidad y dirección del agua en cada punto de la superficie. El nuevo algoritmo, presentado en mayo en Nature Communications, emplea modelos que predicen ese campo y datos del oleaje para hallar las zonas con mayor atracción. Aunque estos PAT son invisibles en el agua, podemos representarlos en un mapa: cada uno corresponde a una curva de entre unos 100 y 1000 metros de longitud. A medida que cambian las condiciones superficiales, los PAT se desplazan lo bastante despacio como para arrastrar objetos con ellos; actuarían de modo similar a un imán que se desliza bajo una mesa y mueve las monedas que hay sobre ella.
El equipo puso a prueba su método arrojando maniquís con dispositivos GPS a las turbulentas aguas situadas al sur de Martha’s Vineyard, una isla de Massachusetts. Cada maniquí siguió una trayectoria distinta, pero «todos se acumularon en el mismo PAT», justo como había pronosticado el algoritmo, explica Mattia Serra, investigador de la Universidad Harvard y primer autor del estudio. Esos experimentos se realizaron cerca de la costa, pero los cálculos respaldan la existencia de PAT en mar abierto.
Lawrence Stone, responsable científico de la firma de consultoría Metron y diseñador principal del protocolo de búsqueda y rescate de la Guardia Costera estadounidense, celebra estos «fascinantes e impresionantes resultados». El estudio «encaja a la perfección con el tipo de cosas que queremos hacer y es una buena investigación científica, con resultados sólidos», señala Stone, que no participó en el proyecto. «Tenemos que incluirlos.» Stone recalca que la herramienta para localizar PAT no reemplazaría los modelos existentes, sino que los complementaría. La Guardia Costera asegura que está trabajando para incorporar las curvas de los PAT a sus mapas predictivos. Mientras, Serra y sus colaboradores pretenden incluir los efectos del viento y de la flotabilidad para mejorar sus pronósticos.
Fuente: investigaciónyciencia.es
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