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Descubren un circuito cerebral que desata el consumo compulsivo de alcohol

Aunque el consumo de alcohol es omnipresente en la sociedad moderna, solo una parte de las personas desarrolla trastornos por consumo de alcohol o adicción. Sin embargo, los científicos no han entendido por qué algunas personas son propensas a desarrollar problemas con la bebida, mientras que otras no.

Ahora, los investigadores del Instituto Salk han descubierto un circuito cerebral que controla el comportamiento de consumo de alcohol en ratones, y puede usarse como un biomarcador para predecir el desarrollo del consumo compulsivo más adelante. Los hallazgos podrían tener implicaciones para comprender el consumo excesivo de alcohol en humanos y la adicción en el futuro.

Un circuito neuronal localizado en el cerebro de los ratones controla el desarrollo de trastornos de consumo compulsivo de alcohol, según una nueva investigación del Instituto Salk publicada en la revista ‘Science’. Estos resultados identifican un biomarcador que podría, si los hallazgos se traducen en humanos, convertirse en un objetivo para las terapias para los trastornos por consumo de alcohol.

“Espero que este sea un estudio histórico, ya que hemos encontrado (por primera vez) un circuito cerebral que puede predecir con precisión qué ratones desarrollarán alcohol compulsivo semanas antes de que comience el comportamiento”, destaca Kay Tye, profesora del Laboratorio de Neurobiología de Sistemas y titular de la Cátedra Wylie Vale.

“Esta investigación cierra la brecha entre el análisis de circuito y la investigación de alcohol / adicción, y proporciona una primera visión de cómo se desarrollan las representaciones del consumo compulsivo de alcohol a lo largo del tiempo en el cerebro”, añade.

Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos definen el trastorno por consumo de alcohol como una enfermedad cerebral crónica en la que un individuo bebe compulsivamente, a menudo acompañado de emociones negativas.

Investigaciones anteriores se han centrado en examinar el cerebro después de que se desarrolla un trastorno de la bebida. El equipo de Tye buscó descubrir los circuitos cerebrales que son responsables de una predisposición para el consumo compulsivo de alcohol en primer lugar, lo cual no había sido estudiado previamente.

En este estudio, los investigadores crearon una prueba llamada tarea de compulsión inducida por atracones (BICT) para examinar cómo la susceptibilidad al consumo de alcohol interactúa con la experiencia para producir consumo compulsivo en ratones.

El BICT permitió a los investigadores examinar el consumo de alcohol y el consumo con consecuencias negativas, como un sabor amargo agregado al alcohol.

A través de una serie de pruebas, los científicos observaron que los ratones podían clasificarse en tres grupos: bebedores bajos, bebedores altos y bebedores compulsivos. A diferencia de los dos primeros grupos, los bebedores compulsivos mostraron insensibilidad a las consecuencias negativas.

Luego, los investigadores utilizaron una técnica de imagen llamada imágenes de calcio con resolución de células individuales microendoscópicas para registrar las células y las regiones cerebrales de interés antes de beber, durante la bebida y después de beber alcohol.

Específicamente, analizaron la actividad neuronal en dos regiones involucradas en el control del comportamiento y respondiendo a eventos adversos: la corteza prefrontal medial y la materia gris periacueductal, respectivamente. Descubrieron que el desarrollo del consumo compulsivo de alcohol estaba relacionado con los patrones de comunicación neuronal entre las dos regiones del cerebro, y era un biomarcador para predecir el consumo compulsivo futuro.

Además, los investigadores utilizaron la optogenética para controlar la actividad de la vía neural utilizando la luz. Al encender o apagar el circuito cerebral, los científicos pudieron aumentar el consumo compulsivo de alcohol o reducirlo.

“Ahora, podemos mirar dentro del cerebro y encontrar patrones de actividad que predigan si los ratones se convertirán en bebedores compulsivos en el futuro, antes de que se desarrolle la compulsión –asegura Tye–. No sabemos si este circuito cerebral es específico para el alcohol o si el mismo circuito está involucrado en múltiples comportamientos compulsivos diferentes, como los relacionados con otras sustancias de abuso o recompensas naturales, por lo que es algo que debemos investigar”.

Ahora los científicos planean secuenciar estas neuronas del tronco encefálico cortical para identificar objetivos que podrían usarse para la terapéutica.

Fuente: infosalus.com

 

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