La pandemia de COVID-19 ha agravado la escasez de órganos abdominales para la donación al aumentar las tasas de descarte de órganos, debido a los riesgos poco claros de utilizar órganos de donantes infectados por COVID-19. La donación de donantes infectados por COVID-19 podría ayudar a mitigar los efectos de la pandemia sobre los órganos descartados y la escasez general de órganos pero se sabe poco sobre las técnicas óptimas de selección de donantes y manejo de receptores.
La donación de órganos de donantes que habían dado positivo en la prueba del SARS-CoV-2 parece ser segura y no causa COVID-19 en el paciente que recibe el órgano donado, según una nueva investigación preliminar presentada en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas de este año (ECCMID 2022, Lisboa, 23-26 de abril).
En este estudio preliminar, los doctores Cameron Wolfe y Emily Eichenberger y sus colegas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, en Durham (Carolina del Norte) presentan su protocolo institucional y los primeros resultados para el trasplante de órganos abdominales con donantes positivos a COVID-19 a partir de septiembre de 2021.
Por supuesto, no todos los órganos de donantes COVID-19 positivos son aptos para el trasplante. Los donantes fueron evaluados teniendo en cuenta el tipo de órgano, la duración y la gravedad de la enfermedad por COVID-19, si había algún signo de enfermedad hipercoagulable (lo que significa un aumento potencial de la coagulación en el órgano o los vasos donados), así como una cuidadosa inspección general en el momento de la obtención del órgano. La urgencia del trasplante para el receptor también se tuvo en cuenta a la hora de evaluar el riesgo.
Por ejemplo, si el órgano que se iba a donar era un pulmón o un intestino, sólo se tendría en cuenta si el donante había dado positivo en la prueba de COVID-19 hacía más de 20 días, un plazo coherente con las prácticas de control de infecciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Si se encontraba el virus en la base de los pulmones, éstos se consideraban inadecuados para el trasplante, pero otros órganos podían seguir siendo trasplantados con seguridad, siempre y cuando el donante no muriera de COVID-19 hiperinflamatorio grave o mostrara signos de coagulación excesiva.
Incluso después de superar todas estas barreras, los médicos deben seguir considerando la causa última de la muerte de un donante y sopesar si es probable que eso repercuta negativamente en la calidad del órgano y/o en el riesgo quirúrgico.
Para reducir aún más el riesgo de trasplante, ahora se recomienda encarecidamente a los receptores que se vacunen completamente contra el COVID-19 antes de la cirugía, aunque no todos los receptores de este estudio preliminar habían tenido esa oportunidad y, de hecho, los cuatro receptores de órganos de este estudio no estaban vacunados.
El doctor Eichenberger explica que «estar sin vacunar puede aumentar el riesgo de COVID-19 grave en los pacientes trasplantados debido a los fármacos inmunosupresores que reciben después del trasplante. Por ello, animamos encarecidamente a nuestros pacientes en lista de espera a que se vacunen. Sin embargo, el hecho de no estar vacunado no elimina a nadie de la lista de espera de trasplantes de órganos en nuestra institución en este momento», puntualiza.
Aunque un donante vacunado también es deseable, ya que probablemente reduce el riesgo de inflamación grave del órgano, el hecho de que el donante no esté vacunado o sea negativo no impediría el uso de órganos de buena calidad procedentes de donantes infectados por COVID-19.
En este estudio, el equipo detalla los primeros 6 trasplantes de órganos abdominales realizados con el protocolo (2 hígados, 2 riñones/páncreas trasplantados juntos) en 4 receptores que utilizaron órganos obtenidos de 4 donantes que dieron positivo a COVID-19 en muestras de nariz-garganta y/o pulmón.
La evaluación de los donantes según el protocolo incluyó una revisión adicional de la calidad de los órganos, y los 4 donantes se sometieron a una revisión macroscópica y/o microscópica de la biopsia para confirmar la idoneidad del órgano.
Todos los donantes dieron positivo en la prueba del SARS-CoV-2 durante su enfermedad terminal. Un donante falleció por complicaciones debidas a una infección grave por COVID-19, incluidos émbolos pulmonares (coágulos de pulmón), y otro murió de un absceso cerebral polimicrobiano probablemente desencadenado por el antecedente de COVID-19.
Los otros dos tenían una enfermedad leve o moderada por COVID-19 y murieron por causas alternativas (uno de ellos por un accidente cerebrovascular causado por una hemorragia cerebral y el otro por una sobredosis de medicamentos).
Los 6 órganos abdominales tuvieron una función estable del injerto, con una duración media de seguimiento del receptor de 46 días y no se produjo ningún rechazo inesperado. Ningún receptor adquirió la infección por COVID-19 a través del trasplante y no se produjo ninguna transmisión por parte del personal sanitario.
Un receptor de corazón-hígado requirió un nuevo trasplante de corazón debido a complicaciones quirúrgicas no relacionadas y a una obstrucción en una arteria coronaria (trombo coronario) en el corazón trasplantado. El retransplante cardíaco urgente se llevó a cabo con éxito utilizando un corazón de otro donante COVID-19 positivo (que estaba asintomático y murió por una herida de bala).
El doctor Eichenberger afirma que, «aunque es limitada, la experiencia hasta la fecha respalda el uso de órganos abdominales procedentes de donantes positivos a COVID-19 como algo seguro y eficaz, incluso en el caso de personas activamente infectadas o con enfermedad pulmonar causada por COVID-19».
Añade que, si bien este estudio preliminar sólo abarca a estos seis primeros pacientes, el equipo de Duke ha realizado ya 20 trasplantes de órganos abdominales utilizando el protocolo, cuyos resultados servirán de base para futuros resúmenes o artículos de investigación.
«Es tranquilizador que ningún receptor o miembro del equipo quirúrgico o de obtención haya contraído COVID-19 como resultado de este protocolo, y los resultados de los receptores parecen ser consistentes con los resultados esperados del trasplante –destaca–. El protocolo no ha cambiado».
Al igual que en otros centros de trasplante de todo el mundo, las pruebas sobre los órganos trasplantados procedentes de donantes con antecedentes de COVID-19 aún están en pañales, y advierten de que se necesitan más estudios de diversos centros de todo el mundo para confirmar estos resultados inicialmente prometedores.
Fuente: infosalus.com
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