Las proteínas dirigen casi todos nuestros procesos vitales. De hecho, se dice que hay proteínas específicas que son capaces de acelerar el proceso de digestión, para controlar el peso y obtener más energía de los alimentos. Sin embargo, estos “aumentadores alfa” parecían una simple fantasía, hasta que los investigadores de la Universidad de Yale los hallaron en un par de ratones de laboratorio.
¿Dónde están las proteínas “aumentador alfa”?
El equipo venía sugiriendo la presencia de estos “aumentadores alfa” en los receptores de quinasa que generan ciertos tipos de cáncer en el ser humano, tales como el cáncer de hígado y el de pulmón. Pero estaban seguros de que esta proteína no era cancerígena, por lo que decidieron estudiar el cerebro de veinte ratones en busca de su origen molecular.
Después de un par de meses analizando a los roedores, los científicos finalmente dieron con que las proteínas aumentador alfa se segregaban desde el hipotálamo. Curiosamente, dentro de un conglomerado de neuronas llamadas “AgRP”, que son las responsables de que sintamos hambre varias veces a lo largo del día.
“Las neuronas AgRP son tan importantes para sentir hambre que sin ellas no comerías. Morirías”.
Tamas Horvath, profesor de medicina en la Universidad de Yale
Fue en ese momento que los investigadores se dieron cuenta de que estas proteínas sí debían cumplir con alguna función metabólica en el organismo, como controlar el peso, acelerar el metabolismo o sugerir qué tipo de comida consumir.
Los ratones y el control del peso
Para demostrarlo, los investigadores continuaron analizando a los pequeños ratones. Solo que esta vez jugaron con la concentración de aumentador alfa en sus cerebros. Es decir, reduciendo su presencia al máximo o duplicando su potencia.
Aquellos ratones a los que se les suprimió por completo la proteína acabaron por adelgazar drásticamente, a pesar de tener una dieta alta en grasas. Mientras que los ratones con la proteína aumentador alfa aumentada parecían tener controlado su peso, sin importar el tipo de comida que se utilizaran.
Los investigadores también vieron cambios en la manera de actuar de estos ratones. Los delgados eran mucho más activos físicamente que los otros, pero no por ello consumían cantidades mayores de alimento.
Lejos de ser una actitud pasajera, este comportamiento siguió durante el par de semanas en el que los ratones fueron privados del aumentador alfa. Por tanto, los investigadores concluyeron que esta proteína está vinculada a la conservación de energía y al control del peso. Básicamente creen que, cuando el organismo consume todas sus energías, estas proteínas se activan para realizar dos funciones clave:
- Primero, alertar al ratón de que “se acabaron las reservas”, y como tal, es momento de reposar hasta la siguiente comida.
- Y segundo, ralentizar el metabolismo de proteínas en el estómago para controlar el peso del ratón, y evitar que pierda kilos innecesariamente.
De allí que los ratones más delgados siguieran ejercitándose hasta desfallecer, pues habían perdido la “alarma biológica” que les decía cuando parar y reponer energía.
Más allá de “jugar” con el hambre de los ratones, esta proteína podría curar muchos trastornos metabólicos
Si esta proteína aumentador alfa actúa de la misma forma en los seres humanos, entonces podría ser clave para tratar desórdenes metabólicos vinculados con el control del peso. Tales como la anorexia, la caquexia o la obesidad mórbida. Lo único que haría falta es aprender cuál es la cantidad de proteína que debe inhibirse o aumentarse en cada uno de los casos.
Ahora, para llegar a ese punto, los investigadores todavía deben superar dos obstáculos fundamentales. Por una parte, hallar el vínculo entre estas proteínas y nuestro metabolismo, más allá del cáncer. Y por otra, determinar si pueden inhibirse o estimularse sin que ello represente un riesgo para la persona.
Sin embargo, los investigadores son bastante optimistas en estos aspectos, y aseguran que existen medicamentos contra el cáncer que pueden modificarse para inhibir el aumentador alfa. De hecho, actualmente, están trabajando en un nuevo medicamento con estas proteínas que ayude a aumentar la producción de insulina.
Así que la verdadera pregunta no es cómo estas proteínas en ratones ayudarán a controlar el peso en los seres humanos, sino cuánto tiempo tendremos que esperar para adquirir estos productos.