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“Era la estrella de rock de la época” afirma António Sá-Dantas, compositor, director de orquesta y cantante. La fama del castrato barroco se ha extendido a lo largo de los años. – actualmente estamos celebrando el 240 aniversario de su muerte – y su figura permanece siempre envuelta en misterio y fascinación.

Nacido en 1705, durante su infancia se sometió a una operación, la castración, que le permitió conservar su voz aguda de niño. Desde los quince años subió a los escenarios y alcanzó el éxito, deslumbrando tanto por el rango de su voz como por su tecnicidad musical: “Tenía una voz única que le permitía cantar muy alto y muy bajo con el sonido cristalino de la voz de un niño, mientras tenía el aliento y la potencia de un cuerpo adulto”.

En 1737, Farinelli, cuyo verdadero nombre era Carlo Broschi, fue llamado a la Corte de España: el rey Felipe V sufría de melancolía, de depresión como diríamos hoy, y la reina Isabel pidió al castrato que cantara unas melodías al soberano para ayúdalo a superar su desaliento. La voz de Farinelli tiene tal efecto que permanecerá diez años en la Corte de España, cantando todas las noches al Rey las mismas melodías, incluida la famosa Canción del Ruiseñor, Quell’usignolo che innamorato de Giacomelli.

Una voz sobrenatural

A 240 años de la muerte de la cantante, la artista visual Judith Deschamps desea recuperar la legendaria voz de Farinelli. Para ello, está realizando una residencia en Ircam, dentro del equipo de Análisis/Síntesis que dirige Axel Roebel. Para el equipo, el desafío era, en primer lugar, redescubrir el registro extremo de Farinelli, que abarcaba tres voces: tenor, contralto y soprano. Para ello, grabaron siete cantantes con diferentes rangos, incluidos niños. Se utilizó como base la voz contralto, la voz más profunda de las voces femeninas, y entrenaron redes neuronales profundas para seleccionar estos tonos de voz: “según la nota de la partitura, la inteligencia artificial elige la voz con el tono más adecuado”. rango para cantar esta nota”, explica Frederik Bous, estudiante de doctorado especializado en voz sintética en el IRCAM. Al mezclar estas siete voces, lograron crear una tesitura sobrenatural, más allá de las capacidades humanas, una especie de “super Farinelli”.

¿Los castrati androides sueñan con la ornamentación algorítmica?

El canto barroco se basa en el arte de la improvisación, y más concretamente en la ornamentación y la cadencia: “La ornamentación es cuando tomas una melodía y la embelleces añadiéndole pequeños detalles, una pequeña escala, o cantando más alto o más bajo, para crear pequeñas variaciones” detalles António Sá-Dantas. Esta última fue invitada por Judith Deschamps al proyecto como experta musical. En cuanto a la cadencia, consiste para el cantante en deslumbrar al público mostrando todo su virtuosismo, ya sea en términos de tesitura, velocidad, aliento al final de la frase musical.

Farinelli sobresalió en ornamentación y cadencia. Como prueba, Judith Deschamps y António Sá-Dantas se basaron en una veintena de Quell’usignolo che innamorato, de Giacomelli, una de las canciones que Farinelli habría cantado todas las noches al Rey de España. Esta partitura habría sido anotada por el propio castrato para dejar una huella de su virtuosismo. A partir de esto, trabajaron con el equipo de Análisis/Síntesis de Ircam para entrenar la inteligencia artificial para improvisar: “Se trata más precisamente de imponer reglas a la IA diciéndole qué sucesiones de notas puede encadenar después de un primer fragmento musical. Se trata de guiarla a través de una serie de posibilidades”. Las transiciones entre voces también son gestionadas por inteligencia artificial.

En 1994, el IRCAM ya había trabajado en la voz virtual de Farinelli para la película de Gérard Corbiau Farinelli. En ese momento, los investigadores mezclaron dos voces y varias transiciones de voz se realizaron manualmente. “Desde entonces ha llegado la inteligencia artificial y el poder de cómputo ha alcanzado nuevos niveles” recuerda Frederik Bous. Estas innovaciones tecnológicas han permitido crear un “Súper Farinelli”, pero al dar voz a la inteligencia artificial, cuestiona nuestra relación con la tecnología.

Los límites de la inteligencia artificial

Para António Sá-Dantas, la perfección se opone a la humanidad: “Creamos esta voz que un día puede sonar increíblemente hermosa, pero ya no es humana”. Lo que le interesó a Judith Deschamps al lanzar este proyecto en torno a la voz de Farinelli fue enfatizar que detrás del deseo de trascender lo humano hay límites: “¿Cómo resuena esto con cierto imaginario transhumanista actual, es decir ese deseo que podríamos tener de frenar o ir más allá de los límites que nos impone nuestro cuerpo, como la vejez, por ejemplo, ya que con la pubertad, el cambios de voz? “. Para el artista visual, el desafío de trabajar con inteligencia artificial no es reconstruir a la perfección la canción de Farinelli, sino señalar sus límites.

Judith Deschamps y el equipo de Análisis/Síntesis continúan su trabajo para recrear la canción de Farinelli dentro de Ircam. El objetivo final sería poder escucharlo e interactuar con él, dentro de una instalación plástica, creando una experiencia única cada vez, gracias a la improvisación de la inteligencia artificial. Al mismo tiempo, Judith Deschamps está realizando un relato videográfico recorriendo las etapas de su trabajo sobre la voz de Farinelli en el IRCAM.

Fuente: news.eseuro.com

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