Piensa en un mundo no tan utópico, en el que los médicos pudieran transfundir sangre de una especie a otra, como de un animal a un humano, sin que hubiera problemas ni rechazo alguno. Y no es tan irreal, apenas un grupo de científicos en China está desarrollando una tecnología que podría hacerlo realidad, y todo gracias a un disfraz microscópico que crearon para las células sanguíneas.
El ingeniero biomédico Chuanyi Lei y su equipo han logrado recubrir los glóbulos rojos con una especie de capa de silicona, lo que permite que esas células pasen desapercibidas por el sistema inmune de otro cuerpo. Normalmente, cuando se hace una transfusión de sangre, el sistema inmune de la persona que recibe la sangre revisa que todo esté bien. Si detecta algo extraño, como una proteína que no debería estar ahí (lo que sucede cuando la sangre es de otro tipo), empieza a atacar esas células y pueden surgir complicaciones graves.
Pero con esta capa de silicona, esas proteínas se «ocultan», y el cuerpo no puede detectarlas. Algo así como si las células sanguíneas estuvieran usando un disfraz que las hace parecer compatibles, sin importar de qué tipo o incluso de qué especie provengan. ¿El resultado? Se podría usar sangre de animales o de personas con tipos de sangre diferentes sin el riesgo de que el sistema inmune lo rechace.
Este avance es especialmente importante porque en muchos países, como Estados Unidos, hay una crisis constante de sangre. Las donaciones han bajado a su nivel más bajo en 20 años, y uno de los factores que ha influido es la pandemia de COVID-19, que complicó el proceso de donación. La Cruz Roja Americana advierte que alguien necesita sangre cada dos segundos, lo que subraya lo vital que es encontrar nuevas soluciones.
¿Cómo lo hicieron?
El experimento que hicieron los científicos para probar esta tecnología fue increíble. Tomaron sangre humana, le pusieron el recubrimiento de silicona y luego la transfundieron a ratones. Lo sorprendente es que los ratones no solo aceptaron la sangre sin problemas, también las células recubiertas siguieron funcionando perfectamente: transportaron oxígeno como siempre, se movieron por el cuerpo sin complicaciones y produjeron la energía que el organismo necesita. Además, al estar cubiertas de silicona, las células son mucho más resistentes, lo que significa que se pueden almacenar por más tiempo y aguantan mejor condiciones difíciles.
Este avance tiene otro posible uso muy interesante: podría ayudar a conservar órganos donados. Normalmente, cuando un órgano se va a trasplantar, se necesita mantenerlo «vivo» durante el proceso, y para eso se usa mucha sangre. Con la nueva técnica, sería posible utilizar sangre de animales en lugar de depender exclusivamente de la sangre humana, lo que reduciría la cantidad de sangre que se necesita para este tipo de procedimientos.
De hecho, en otro experimento, el equipo de Lei logró hacer un trasplante de hígado en una rata usando su sistema de sangre recubierta con silicona. Este experimento fue un éxito, lo que refuerza la idea de que esta tecnología tiene un enorme potencial para ayudar a satisfacer la creciente demanda de sangre en clínicas y hospitales.
Sin embargo, aunque estos resultados son muy emocionantes, todavía estamos en las primeras etapas de esta tecnología. Los científicos tendrán que seguir investigando y haciendo pruebas antes de que se pueda usar en humanos de forma segura. La ciencia lleva tiempo, y la seguridad siempre es lo más importante cuando se trata de la salud de las personas.
Mientras tanto, para aquellos que gozan de buena salud, donar sangre sigue siendo una forma esencial de salvar vidas. Aunque en el futuro esta tecnología podría cambiar las reglas del juego, hoy en día, la donación de sangre es más necesaria que nunca. Sin ella, muchos hospitales no pueden atender a sus pacientes en momentos críticos.
Fuente: ensedeciencia.com
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