Psic. Laura Rodríguez Víquez
En el mes de diciembre de 2019 en Wuhan, China se presentó el primer caso en seres humanos de la enfermedad COVID-19 causada por el nuevo Coronavirus SARS CoV2, a partir de esa fecha, la COVID-19 se ha diseminado alrededor del mundo. En México, se han contagiado cerca de 101,238 y se estima que 11,729 personas han fallecido.
Después de haber concluido la fase 3, en México a partir del 1 de Junio de 2020 comenzó la llamada “Nueva Normalidad”, la cual consiste en un retorno de actividades de manera paulatina por medio de un semáforo de riesgo COVID, el cual evalúa el riesgo por entidad federativa.
Sí bien es cierto, esta nueva enfermedad tiene impacto en el sector salud y económico del País, no debemos olvidar que esta pandemia tiene un impacto a nivel emocional, psicológico y comportamental en la población mexicana; así como en los niveles personal, familiar y social.
Esta etapa de confinamiento, ha cambiado nuestra forma de vida, las rutinas, los proyectos que teníamos sin duda fueron suspendidos y en muchos otros casos cancelados por completo, este tipo de alteraciones en la vida de los mexicanos ha generado y seguirá generando estrés, así como sentimientos de miedo, enojo, tristeza, entre otras conductas desadaptativas.
Pero, ¿existen alternativas? ¿Cómo convertir el estrés en estrategias que mejoren nuestra vida?
Comencemos con la definición de Estrés, es el conjunto de reacciones internas de un ser vivo ante la necesidad de adaptación, el concepto de estrés nace a partir de las propiedades físicas de los materiales sólidos, los cuales tienden a sufrir una deformación por sus puntos de tensión, posteriormente Claude Bernad (1867) y Wlater Cannon (1929) postulan el concepto de estrés y homeostasis aplicados a los seres vivo.
A la postre Hans Seyle (1974) indicó que la respuesta al estrés está constituida por el Sindrome General de Adaptación, la cual está integrada por tres fases: alarma, resistencia y agotamiento, la fase de alarma es cuando el individuo percibe una amenaza a su integridad física o psicológica, se monta una respuesta fisiológica y de conducta, que puede pasar a un fenómeno de resistencia donde se van a dar fenómenos de adaptación y finalmente si este estrés se mantiene puede llegar a una fase de agotamiento, donde se pueden empezar a presentar indicios de enfermedades crónico degenerativas (Hernández G. 2015).
Por tal manera, el concepto de estrés ha ido evolucionando, tomando a consideración las respuestas fisiológicas, psicológicas y los procesos de adaptación se define al estrés como cualquier condición que perturba seriamente la homeostasis o aleostasis (el equilibro dinámico del organismo). El estrés está compuesto por tres componentes principales: el estresor, la respuesta del organismo al estresor y los estados fisiológicos intermedios entre el estresor y la reacción corporal a los proceso de evaluación cognitiva y emocional que presentan todos los individuos (Hernández G. 2015).
La homeostasis es un conjunto de fenómenos de autoregulación que mantiene en equilibrio al organismo, cualquier estímulo externo puede romper esta homeostasis y el organismo deberá esforzarse por romper esa homeostasis. La alostasis son todas aquellas situaciones de compensación que tiene el organismo para hacer esos mecanismos de adaptación que le permiten contender con el estrés de manera eficiente.
El estresor, es la fuerza o agente externo que lleva al límite nuestras capacidades de adaptación, existen dos tipos de estrés:
- Estrés Bueno: que es el que nos permite desarrollar nuestras habilidades, nos da serenidad, aumenta nuestra capacidad de reflexionar, analizar y solucionar.
- Distress: Es el estrés malo, aquel que nos paraliza y nos lleva al colapso, el que nos provoca llanto, tensión, agresión, el tema con el Distress, es que se manifiesta de manera externa, generando mala comunicación, malestar e irritabilidad en el entorno, siendo este el factor detonante para malestar dentro de la familia, trabajo y sobre todo con nosotros mismos.
Es importante identificar los tipos de estrés, pregúntate: ¿cómo vives el estrés bueno y el estrés malo? ¿Cómo se manifiesta en tu vida? Y ¿Cuál es tu respuesta ante el Distress? Anota tus respuestas, léelas y analízalas, con la finalidad de tomar conciencia y acción de todo aquello que limita tu sana convivencia.
Efectos físicos y emocionales del estrés
En esta situación de confinamiento, niños, niñas, adolescentes, padres, madres, adultos mayores, personas con discapacidad, grupos vulnerables, están manifestando diferentes reacciones, algunos se están adaptando favorablemente debido a la sana convivencia familiar y por el contrario, hay personas que viven de manera totalmente diferente el confinamiento, vivir ante una situación de estrés, genera consecuencias físicas y emocionales.
Las consecuencias físicas derivadas del estrés se manifiestan con dolor de cabeza, tensión muscular, incluso puede ser factor detonante de enfermedades como Gastritis, Colitis y enfermedades metabólicas. Dentro de los efectos emocionales tenemos: preocupación excesiva, dificultad para tomar decisiones, Insomnio, falta de concentración, cambios en el hábito de consumo de alimentos, culpa, disminución del apetito sexual, entre otras.
Las respuestas adecuadas ante el estrés
Existen respuestas adecuadas ante el estrés, una de ellas es la Adaptación, que son todas aquellas reacciones para reducir el estrés. La Adecuada Adaptación: es la capacidad de afrontamiento de un estresor, es la que nos permite enfrentar y resolver las situaciones estresantes; mientras que por otro lado la Mala Adaptación que es aquella que nos lleva a postergar las situaciones estresantes.
El Afrontamiento, se refiere a la capacidad de tipo cognitivo y conductual del individuo para enfrentarse a una situación determinada, en este caso el estresor y por último tenemos la Resiliencia, que es aquella capacidad que nos permite recuperarnos de una crisis.
Sugerencias ante el estrés en la “Nueva Normalidad”
Ante situaciones de estrés, se sugiere adoptar las siguientes conductas Adaptativas:
- Activar nuestras habilidades internas, que nos permitan afrontar la situación de estrés, ¿de qué manera? Planeando, priorizando, organizando, previniendo; hacer cosas con anticipación que nos permitan saber en qué forma prevenir y responder ante ciertas circunstancias, de forma adecuada.
- Socializar, mantenernos en contacto con nuestra familia o red de apoyo, amigos, compañeros, siempre adoptando una actitud asertiva, comunicándonos adecuadamente con nuestra familia, nuestro equipo de trabajo o nuestras redes de apoyo.
- Adoptar una técnica de relajación, puede ser la técnica de respiración diafragmática, o de relajación guiada, las cuales son recomendables para hacer 3 veces al día para liberar la tensión.
- Escribe tus sentimientos, emociones, ocupa una libreta exclusivamente para ello, realiza técnicas como Yoga, Meditación o alguna técnica Mindfulness, haz ejercicio y cuida tu alimentación.
- Hacer un tiempo fuera, alejarnos de las situaciones estresantes, como noticias, personas que no sumen, que nos limiten y nos incomoden.
En estos momentos estamos atravesando por situaciones de estrés, sí detectas que no puedes manejar el estrés aún con estas recomendaciones, acércate a un profesional, ya no es necesario que acudas a un consultorio, ya está la opción de terapia on line.
Es momento de trabajar con nosotros, de aplicar mejoras en nosotros, volvernos resilientes y afrontar de manera positiva esta situación y sobre todo para evitar contagiarnos de negatividad.
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Referencias:
- Álvarez, Andrade, ETAL, 2020. Manual operativo del Curso Emergente para la Brigada de Atención Psicoemocional y Psicosocial a distancia durante la pandemia de la COVID- 19 en México.
- Hernández G. María Eugenia, 2015, Es estrés y su relación con la depresión, Ciclo de Videoconferencias, departamento de Educación Continua del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.