Los ordenadores cuánticos son increíblemente prometedores, pero, si lo que se busca es sacar su máximo potencial y que realmente funcionen bien, aún necesitan trabajar mano a mano con los ordenadores clásicos
El tema de la computación cuántica sigue atrayendo la atención de muchas empresas que ven un claro potencial en los beneficios y novedades que puede traer al mundo. Una de estas empresas es Riverlane, con sede en el Reino Unido.
Su trabajo se centra en algo clavo para los ordenadores cuánticos: el procesamiento de datos clásico necesario para que el hardware cuántico funcione correctamente. Específicamente, se ocupan de la corrección de errores cuánticos, algo vital si realmente quieren que todo funcione.
Para que te hagas una ligera idea, los qubits, las unidades básicas de información en un ordenador cuántico, son muy frágiles y propensos a errores. No importa la tecnología utilizada, siempre hay una alta tasa de error y para solucionarlo, se utilizan qubits lógicos, que agrupan varios qubits de hardware para monitorear y corregir errores.
El CEO de Riverlane, Steve Brierley, explicó que este proceso no solo es muy complicado para el hardware cuántico, sino también para la parte clásica del sistema. Cada medición de qubits debe ser procesada para detectar errores. Esto implica controlar enormes cantidades de datos en tiempo real, porque los cálculos se retrasarían si los errores no se corrigieran rápidamente.
Entonces, ¿por qué cada ordenador cuántico necesita uno clásico muy potente?
Aparte de la monitorización continua del estado de los qubits y el procesamiento de grandes cantidades de datos rápidamente para detectar y corregir errores antes de que afecten el resultado final, existen otras razones:
- Procesamiento de datos en tiempo real: durante las operaciones cuánticas, se generan y procesan datos a una velocidad muy alta. Los ordenadores clásicos deben ser lo suficientemente rápidos y potentes para manejar estos datos sin provocar retrasos.
- Interfaz y control: los ordenadores cuánticos necesitan ser controlados y monitoreados mediante sistemas clásicos. Estos proporcionan la interfaz a través de la que los operadores pueden interactuar con el ordenador cuántico, enviar instrucciones y recibir resultados.
- Procesamiento de algoritmos complejos: algunas partes de los algoritmos cuánticos todavía requieren cálculos clásicos intensivos. Aunque pueden resolver ciertos problemas más rápido que los clásicos, la preparación y el post-procesamiento de datos a menudo se realizan mejor en un ordenador de toda la vida, eso sí, muy potente.
Como puedes ver, y pese a que los ordenadores cuánticos son increíblemente potentes y avanzados, aún necesitan trabajar en conjunto con los clásicos. Sin estos nada sería posible. La sinergia entre ambos es vital para aprovechar al máximo las capacidades de la computación cuántica y asegurar que todo funcione.
Fuente: computerhoy.com
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