En el corazón del bosque de Fontainebleau en Francia, una modesta cueva esconde un tesoro arqueológico excepcional. Los investigadores han descubierto lo que podría ser el mapa en tres dimensiones más antiguo jamás identificado, ofreciendo una visión sin precedentes sobre las capacidades cognitivas de nuestros antepasados prehistóricos.
Este descubrimiento, que data del Paleolítico superior, cuestiona nuestra comprensión de las primeras representaciones espaciales. Los grabados y las modificaciones del suelo de la cueva de Ségognole 3 parecen reproducir el paisaje circundante, con sus cursos de agua y relieves. Una hazaña técnica y artística que demuestra un pensamiento abstracto ya sofisticado.
Una cueva con múltiples secretos
La cueva de Ségognole 3, situada en Noisy-sur-École, es conocida desde la década de 1980 por sus grabados rupestres, en particular dos caballos que enmarcan una representación femenina. Sin embargo, son las modificaciones del suelo las que recientemente han captado la atención de los científicos. Surcos y depresiones, cuidadosamente excavados, forman una red hidráulica compleja.
Estas modificaciones, según los investigadores, no son fruto del azar. Reproducen el sistema hidrográfico del valle del École, situado en las proximidades. El agua de lluvia que fluía a través de estas estructuras animaba antiguamente este paisaje en miniatura, creando una representación dinámica y funcional.
¿Un mapa o un modelo simbólico?
Los científicos dudan en calificar este descubrimiento como un «mapa» en el sentido moderno del término. Más bien se trataría de un modelo tridimensional, que ilustra las relaciones espaciales entre los elementos del paisaje. Las colinas, los ríos y los estanques están representados con una precisión sorprendente, sugiriendo una comprensión profunda del entorno.
Sin embargo, el objetivo de esta creación sigue siendo un misterio. ¿Era una herramienta pedagógica, un soporte para rituales relacionados con el agua o simplemente una obra artística? Los investigadores se inclinan por un significado simbólico, vinculado a la vida y la naturaleza, aunque esta interpretación siga siendo especulativa.
Un descubrimiento que ilumina el pasado
Este mapa prehistórico, de casi 20.000 años de antigüedad, amplía los límites de nuestro conocimiento sobre las sociedades paleolíticas. Revela una capacidad para conceptualizar y reproducir el espacio, mucho antes de la invención de la escritura o los mapas modernos.
Las técnicas utilizadas para crear este modelo, así como su complejidad, destacan la ingeniosidad y la creatividad de los pueblos de la época. Este descubrimiento abre nuevas perspectivas sobre las prácticas culturales y los conocimientos técnicos de los cazadores-recolectores del Paleolítico.
Fuente: techno-science.net
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