A lo largo de los siglos, la oblicuidad de Marte ha variado considerablemente, con una media cercana a los 35 grados, frente a los 25 actuales, similares a los de la Tierra. Estos cambios afectan directamente al clima y al ciclo del agua
Marte es actualmente un mundo seco y hostil, donde las bajas temperaturas y la escasa presión atmosférica impiden la existencia de agua líquida en la superficie. No obstante, numerosos indicios geológicos y minerales revelan que, hace miles de millones de años, el planeta rojo albergó abundantes masas de agua, como ríos, lagos e incluso océanos. Una de las grandes preguntas sin resolver es qué ocurrió con ese agua.
Un estudio liderado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) ha analizado cómo la oblicuidad —la inclinación del eje de rotación de Marte— ha influido en la pérdida de hidrógeno, y por tanto de agua, a lo largo del tiempo. Gabriella Gilli, una de las investigadoras responsables, explica que «la oblicuidad de Marte ha cambiado mucho a lo largo de su historia», y añade que «durante periodos de alta oblicuidad, la tasa de escape pudo ser hasta cerca de veinte veces superior a la actual». Los resultados han sido publicados en Nature Astronomy.
Según Francisco González-Galindo, también del IAA-CSIC, «si reuniéramos toda el agua presente en Marte hace entre 3 y 4 mil millones de años, obtendríamos un océano global de más de cien metros de profundidad».
Una parte de esa agua podría seguir bajo tierra, en forma de hielo o minerales hidratados, pero otra fracción se habría perdido en el espacio mediante el llamado escape atmosférico. Este proceso ocurre cuando átomos o moléculas escapan de la atracción gravitatoria del planeta, algo que sucede en Marte, aunque la tasa actual no basta para explicar toda la pérdida.
A lo largo de los siglos, la oblicuidad de Marte ha variado considerablemente, con una media cercana a los 35 grados, frente a los 25 actuales, similares a los de la Tierra. Estos cambios afectan directamente al clima y al ciclo del agua. El nuevo estudio demuestra que, durante fases de alta inclinación del eje, la insolación en los polos aumentaba, lo que generaba una atmósfera más cálida y húmeda. En esas condiciones, el vapor de agua alcanzaba mayores altitudes, donde se descomponía por radiación solar en átomos de hidrógeno y oxígeno. Al ser más ligeros, los átomos de hidrógeno escapaban con mayor facilidad al espacio.
Los autores estiman que este proceso podría haber provocado la pérdida de una cantidad de agua equivalente a un océano de unos 80 metros de profundidad, lo que supone una fracción significativa del agua original de Marte.
Los resultados indican que el escape de hidrógeno tuvo un papel más relevante del que se pensaba en la desecación de Marte. Además, el estudio tiene implicaciones astrobiológicas, ya que ayuda a determinar cuándo el planeta pudo haber sido habitable. También pone en evidencia el impacto que pueden tener los parámetros orbitales en el clima planetario, y recuerda la fragilidad de las condiciones que permiten la vida.
Fuente: eldebate.com
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