Hace varios años la ciencia viene trabajando en ese tipo de desarrollos con humanoides
Elon Musk cree que el robot de Tesla, conocido como Optimus, podría no solo realizar un gran número de tareas sino que incluso sería capaz de tener un rasgo muy humano, como la personalidad.
Según el directivo de la compañía de vehículos autónomos, en un futuro se podría añadir a este robot los recuerdos y la personalidad de un humano. Así lo aseguró en entrevista con Mathias Döpfner, CEO del grupo editorial Axel Springer.
“Podríamos descargar las cosas que creemos que nos hacen únicos. Ahora, por supuesto, si ya no estás en ese cuerpo, definitivamente será una diferencia, pero en cuanto a preservar nuestros recuerdos, nuestra personalidad, creo que podríamos lograrlo”, dijo Musk, aunque no aclaró cuándo cree que esta idea se hará realidad.
Hay que tener en cuenta que recién para fines de 2023 espera producir una cantidad moderada de estos modelos. De ahí a que se pueda contar con la tecnología necesaria para insertar una personalidad humana a la máquina puede faltar un buen tiempo. O no, solo el tiempo lo dirá.
En diciembre de 2021 cuando dio más detalles de su proyecto de robot, habló también de la posibilidad de añadirle una capa de humanidad. “Con el tiempo, el Bot puede adquirir una personalidad distinta”, dijo, y añadió: “No es como si todos los robots fueran iguales. Esa personalidad, o como quieras llamarla, puede adaptarse al propietario”.
En aquella oportunidad, también especuló que podrían convertirse en humanoides como R2D2 o C3PO de la franquicia Star Wars.
¿Será posible generar réplicas de la personalidad o los recuerdos? Esta idea no es nueva y de hecho hace rato que la ciencia viene investigando el tema. Nectome, una compañía integrada por científicos formados en el MIT, planteó ya en 2018 que en un futuro se podría hacer una copia digital del cerebro para alojarla en la nube. Para lograr esto, se necesita que el cerebro esté fresco para así poder preservarlo en un estado óptimo para su posterior reconstrucción.
El sistema se pensó para inmortalizar la esencia de personas que están en un estado de salud irreversible. El primer paso consistiría en inyectar una mezcla de químicos a través de las arterias carótidas en el cuello mientras están vivos y bajo los efectos de anestesia.
De este modo, el paciente moriría de inmediato y su cerebro quedaría vitrificado para que, eventualmente, se pueda reconstruir su conectoma, es decir un mapa de las conexiones entre las neuronas del cerebro. Con esa información luego se crearía una simulación computacional con la cual el paciente (o más bien su mente) volvería a la vida pero solo en formato digital.
Un conectoma es un mapa de las conexiones entre las neuronas del cerebro. Esto podría ser la base para recrear la conciencia de una persona, aunque falta mucho para llegar a esto porque el cerebro es un sistema extremadamente complejo y aún no se conoce en su totalidad.
Hay más de cien mil millones de neuronas en el cerebro y cada neurona puede recibir el estímulo de otras 10 mil neuronas, con lo cual la cantidad de redes neuronales en el cerebro es enorme. Además hay muchos aspectos vinculados a la personalidad, los recuerdos y otras tantas conexiones que no sería tan sencillo de reproducir.
El camino es largo y resta mucho por recorrer. De hecho, la compañía se autodefine como una organización de investigación dedicada al avance de la ciencia de la memoria. “Diseñamos y realizamos experimentos para descubrir cómo el cerebro crea físicamente recuerdos. Y desarrollamos técnicas de preservación biológica para conservar mejor las huellas físicas de la memoria”, se lee en el sitio oficial.
Queda claro que están trabajando en un proceso, y todavía resta sortear varios desafíos para llegar al producto final.
Fuente: infobae.com
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