En la última década hemos sido testigos del boom definitivo de los avances tecnológicos. El deporte profesional ha incorporado muchos avances que han cambiado diferentes disciplinas por completo, buscando la objetividad y la justicia a la hora de tomar decisiones. Las apuestas en línea también han visto con buenos ojos esta revolución, puesto que todos los eventos deportivos en los que ponen los focos, tienen ahora ese cariz tecnológico que los adapta al nuevo tiempo.
En este sentido, las innovaciones tecnológicas han transformado radicalmente el deporte profesional en las últimas décadas, no solo en el rendimiento de los atletas, sino también en la manera en que se entrenan, compiten, se recuperan y hasta cómo se conectan con sus aficionados. Lejos de ser simples herramientas complementarias, la tecnología se ha convertido en un elemento central en la evolución del alto rendimiento, abriendo nuevas posibilidades y redefiniendo lo que significa competir al más alto nivel. Un ejemplo claro lo encontramos en el mundo del fútbol, desde la implantación a nivel general del Videoarbitraje hace dos cursos.
Una de las áreas donde más se ha notado este impacto es en el análisis del rendimiento. Gracias a sistemas como el GPS, sensores biométricos y cámaras de seguimiento de movimiento, los entrenadores ahora pueden obtener datos precisos sobre cada aspecto físico y táctico del juego. Esto no solo permite mejorar los entrenamientos, sino también prevenir lesiones al identificar patrones de desgaste o sobrecarga en los jugadores. Dispositivos como los chalecos con sensores, utilizados ampliamente en el fútbol y el rugby, recogen información sobre velocidad, distancia recorrida, aceleraciones y frecuencia cardíaca en tiempo real, permitiendo ajustes inmediatos en el plan de trabajo.
En los deportes de precisión como el tenis, el golf o el béisbol, la tecnología ha introducido herramientas como el análisis por video de alta velocidad y el uso de inteligencia artificial para estudiar mecánicas de movimiento. Estas soluciones ayudan a perfeccionar técnicas milimétricas, como el saque, el swing o el lanzamiento, detectando errores que el ojo humano no percibe. Lo mismo ocurre en los deportes de motor, donde la telemetría avanzada permite conocer en cada instante el comportamiento del vehículo y del piloto.
La realidad virtual y la simulación también han ganado espacio, especialmente en disciplinas donde el entrenamiento en condiciones reales es limitado o costoso. En el fútbol americano, por ejemplo, se utiliza la realidad virtual para entrenar la toma de decisiones de los mariscales de campo. En otros deportes, como la Fórmula 1 o el ciclismo, los simuladores recrean circuitos y condiciones climáticas con tal fidelidad que permiten estrategias detalladas antes de la competición real.
Por último, la relación entre deportistas y público también ha cambiado con la tecnología. Las redes sociales, el contenido generado por los propios atletas y las plataformas de streaming han hecho del deporte un espectáculo global e interactivo. Hoy, un aficionado puede seguir la rutina de entrenamiento de su ídolo, ver repeticiones en 360° o asistir a partidos virtuales desde cualquier parte del mundo.
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